jueves, 10 de julio de 2014

Primavera III

Tenía una deuda con mi chica, con mi mitad.

No me importa que vengas
vestida de nubes y de viento
porque se que acabarás desnudándote
a mis ojos hambrientos
y porque en realidad nunca te fuiste;
yo seguí absorbiendo tus alientos.

(Alientos en forma de amantes
que juegan con fuego al borde de la cama
de gritos suicidas disfrazados
de susurros que se lanzan al vacío).

Primavera irónica, traviesa
Primavera diferente, Primavera belga,
Primavera que me peina y me besa
y me recorre de dentro a fuera
y luego sigue, pero a la inversa.

La única que puede volver
sin haberse antes marchado
porque está en mí y yo en ella
fiel compañera de un sendero no marcado.

Y así, en espiral
marcan sus alas de mariposa
el ciclo completo de cada año
y renace con ella la tierra hermosa.

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