martes, 13 de diciembre de 2011

Versos en prosa. 13/12/2011

Hoy, al amanecer, he decidido desatarle el apretado corsé que la oprimía el pecho. Llevaba un tiempo dormida, sin embargo, pensé que podría estar ahogándose. Ahora parece que respira mejor, más suave, lentamente, el cuerpo todavía en la tibieza de las sábanas. Incluso su piel se me antoja menos pálida, delicada. Recibe luz de un oblicuo rayo de sol. Creo que será mejor que descanse un poco más. Pero lleva tanto rato acurrucada entre sueños... Ojalá supiese predecir cuándo va a despertar; últimamente es como si lo hiciese cada vez que yo me rindo a Morfeo. Como una desincronía total. Y eso hace que la extrañe tantísimo que, cuando siento ansias de llorar, mis lágrimas queden suspendidas, sin aflorar a la superficie, esperando que ella les conceda la señal de salida. Cómo duele no tenerla a cada momento tan cerca como yo quisiera. Pero es libre y fluye sin ataduras, amándome sólo a ratos. Es posible que yo no la haya prestado siempre la atención que merecía, no la haya escuchado siempre, y por eso mi poesía no esté siempre junto a mí.

sábado, 10 de diciembre de 2011

10/12/2011

Me descubro en la estrechez
de las horas matutinas
creyendo en la idiotez
entre nubes vespertinas
de volver a enamorarme.

Y mirando en la vejez
de las hojas de un otoño
que, jugando al ajedrez,
va creando a su retoño
(un frío y bello gendarme),

me percato de repente
de que mariposas, tejanos
bicicletas y simiente
no son solo para el verano.

Y la vida y el arte
y unos ojos y una sonrisa
y un punto y aparte
y un cielo y su brisa

son capaces de dejarme
sin aliento y sin prisa
emprendiendo la pesquisa
de volver a enamorarme.

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