lunes, 20 de febrero de 2012

Cuaderno de viajes. 20/02/2012

Lisboa es una ciudad simpática. Al menos, a mí me ha caído así. En una paradoja geográfica, tiene más de mediterránea que otras muchas a las que sí les corresponde el gentilicio.
A pesar de lo clasista de edades que es, entre las miradas de hospitalidad de los jóvenes hacia sus congéneres genealógicos y las de hostilidad de los mayores hacia los pequeños, su camaradería y su afición por lo irónico configuran una ciudad desordenada a la que también se refieren algunos como la ciudad de la tolerancia.
Al dar la vuelta a una esquina puede uno encontrarse en la plaza con la mayor diversidad étnica de todas en las que se haya encontrado.
Al viajero desprevenido, le pillará por sorpresa el caótico encanto de la ordenación de sus adoquines, colocados caprichosamente, como dejados caer sin más miramientos por las escurridizas aceras, combinados con bloques directa y despiadadamente levantadas. Un lugar extenso, llano y amplio se convertirá abruptamene en una cuesta con una inclinación que desafía las leyes de la física. En pleno cruce de avenidas, un pavo real o, en su defecto, todo un corral de gallos, mirarán al transeúnte refugiados en su porción de césped. Y con esos guiños de azar y antojos, Lisboa se abre en una calurosa pero imponente bienvenida a todo aquel que quiera acercársele, mejor, como en la mayoría de los casos (sin caer en la absoluta totalidad), en compañía de otros pies.

lunes, 13 de febrero de 2012

13/02/2012

Un remolino de sensaciones,
ese sentir todo a la vez,
un arrebato de pasiones
como hecho al agua el pez.
Sincronía de sensaciones.

Hacerse uno dos latidos
como cantan en el viento
cada uno de sus silbidos,
electrificando al mismo tiempo
cada órgano, todos los sentidos.

Una explosión entre el pecho
y el estómago y la sinceridad
que no encuentra ningún techo
llenándolo todo de vacuidad.

Sólida ingravidez,
silencio escandaloso
inmensa unión en la estrechez
de un vínculo armonioso.

Un calor exhalado
un bramido sin callar
el suspiro robado
que consiste en amar.

miércoles, 8 de febrero de 2012

8/02/2012

Madrid tiene su encanto
particular, distinto
siempre en medio
pero escondido.
Madrid tiene su sitio
y deja sitio
a enamorados, a desengañados
y a indiferentes,
pero no deja indiferente.
Madrid engancha e intoxica
intimida 
y desinhibe.
Madrid te invita a una copa
y te roba una caña,
deja sabor a resaca
y a callos.
Madrid levanta indignados
y alberga verdugos,
mientras unos gritan
y otros quitan,
y la verdad la hacen de humo.
Madrid confunde
entre sus calles, la dulzura
y la amargura de saber
que no hay otro Madrid.

martes, 7 de febrero de 2012

7/02/2012

Neruda miraba a lo lejos
los astros azules titilando
los mismos que me devuelven sus reflejos
sonrientes, brillantes, como esperando.

Y yo, bajo su mirada penetrante
moldeo a mi amante de barro
que a veces se me amolda, vibrante,
y a veces se me escapa entre las manos.

Dirige esas armas refulgentes
que convertí el cielo en sus ojos
hacia los míos, ya menos valientes
mientras ven cerrarse sus cerrojos.

Siempre fiel, no siempre alcanzable,
cercana, furtiva, inocente y culpable,
que me halla, y no deja que la halle
que se calla y no deja que me calle.

Pero son tan llenas de amor
tan ardientes de pasión, de calor,
las noches de lecho compartido
que merece la pena el desazón vivido.



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