lunes, 21 de mayo de 2012

Despedidas


Que a dónde pretendo llegar así, lo ignoro. Como también ignoro de dónde vengo, pero sé que lo hago cuando tú vas. Que, aunque no te lo creas, a mí también me lo hicieron, que no es hacer; es sólo ocurrir. Que unas veces se gana y otras se pierde, pero hay que saber hacer ambas cosas. Que te necesitará alguien, cuando menos te lo esperes, tras la esquina menos sospechosa, eso tenlo siempre en cuenta. Y que me hará feliz saber que te ha ocurrido algo así, porque jamás quise ser tu miedo, ni tu espada, y tampoco supe ser tu sol ni tus estrellas, qué más hubiese querido yo.
Pero gracias por aparecer en mi vida, aunque solo fuera un ratito, fue un ratito genial. Ojalá yo haya servido de algo en la tuya.

lunes, 7 de mayo de 2012

En formato .rar

Es sólo una participación a un certamen de relatos breves (de 99 palabras como máximo, para concretar lo de 'breves'), convocado por una conocida compañía de trenes... Y me pareció un reto estupendo comprimir en ese espacio una historia.
Así que nada, ahí van mis 99 vocablos en forma de pequecuento:

El hombre del cristal.


-Buenas noches-me saludó un canoso caballero desde el cristal.
-Buenas noches-contesté, educado.
-Todas mis arrugas tienen una historia...-comenzó él. Temiéndome una verborrea, entrecerré los ojos. El traqueteo del tren mecía mi oscilante dentadura-... Y creo que es hora de morirse.
Carraspeó. Desperté.
-Interesantísimo. Pero nunca es hora de morirse.
-Estás hablando con tu reflejo-replicó irónico. 
Su mirada se velaba con la lluvia.
-Lo sé.
-¿No crees que estás loco?
-No.
-¿Por qué?
-Porque si lo estuviese, mi reflejo me contestaría- sonreí, triunfante.
Entonces, sucumbí al sueño más profundo de mi vida.

Datos personales

Seguidores