sábado, 13 de diciembre de 2014

13/12

Una dama que no necesita caballeros,
que monta a lomos de su propio corcel;
princesa de la República de Ninguna Parte,
heredera al trono de Bakunin.

Una dama de espada delicada,
y escudo refinado,
que a veces olvida
que el mundo no puede cambiarse a golpes de tinta y papel.

Una dama que se fuma
los besos en tres caladas
que se droga con palabras
y se emborracha de pasiones.

Una princesa de curvas sinuosas
cuando camina, digo,
más allá de las 3 de la mañana
por los paisajes de otros cuerpos.

Una princesa que se sabe sola, fuerte y feliz
siempre en el abismo entre amar o morir,
con alma de versos
y alas de rimas.

Una princesa sin príncipes,
pero con poesía. 

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